INSULTANDO A MARY BEARD
- Beatriz de la Torre Rodríguez
- 9 mar 2019
- 1 Min. de lectura
Maneras de insultar a una académica inglesa especializada en estudios clásicos: “Puta apestosa. Seguro que tu vagina da asco… fea, gorda, maloliente, desagradable, mal vestida, mal cogida, machorra…”
Desconozco que tipo de patología puede tener un joven de veinte años para insultar, de forma tan grosera y procaz, a una historiadora tras ver un programa de televisión. ¿Qué contenidos ofensivos divulgaba esta mujer? ¿Qué pudo dañar la atormentada cabeza del muchacho?
Hay una manifestación característica del síndrome de Tourette que se ha descrito como “síntomas complejos socialmente inapropiados no obscenos”. Consiste en insultar a otras personas, hacer comentarios inapropiados, criticar sin parar, etc.
Al insultar de una forma tan irracional y compulsiva, el sujeto solo se detiene en lo superficial, el aspecto físico y el componente sexual del objeto de su ataque. No hay ninguna alusión a las argumentaciones más o menos acertadas de la historiadora, a la veracidad de las fuentes citadas, etc. Para elaborar un insulto con destreza hay que tener recursos intelectuales y ello nos llevaría a los duelos dialécticos estilo Lope de Vega- Quevedo, personas de otra altura intelectual y dotadas de recursos lingüísticos e ingenio.
El insulto, proferido con semejante dosis de agresividad, es primario y nada elaborado, por ello se detiene solo en lo superficial. Así insultan los niños y niñas brutos: fea, gafotas, jirafa, gordo, cuatro ojos, etc.
Lo que duele del insulto es comprobar lo poco que te quiere quien te insulta, es sentir el desprecio de otro e incluso el odio. Por eso hace tanto daño.
Comments